miércoles, noviembre 16, 2005

El hombre de la chaqueta de pana....

No se pueden enseñar nuevos trucos a perros viejos.
Sus movimientos son sueltos aunque tranquilos, deja caer una carta detras de otra frente a cada uno de los jugadores... El fornido las recoge, piensa que va a ganar esta vez la partida... es ya una cosa de honor. Aunque piensa invitar a comer al viejo de todas formas.

Otro de los jugadores es un hombre canoso, aunque no tan mayor como nuestro protagonista, de hecho comenzo a tener canas muy joven, es muy sonriente y suele soltar alguna que otra broma durante la partida. Cae muy bien, es capaz de hacerte olvidar tus pequeños grandes problemas cuando estas con el.
El último jugador es un hombre muy estirado, no se lleva bien con el canoso ya que es un jugador de antigua escuela. No le gustan que hablen mientras juegan a las cartas.
Cada jugador coloca una ficha en medio para el descarte, el estirado se queda servido.
- ¡Vamos hombre! No te pueden haber tocado buenas cartas a la primera... ¡No seas tacaño y juega un poco! - increpa el canoso.
Nuestro viejo reparte a los demas jugadores.
Se suceden las apuestas.
Pareja, dobles parejas, trio, color, full, escalera, poker, escalera de color, repoker, escalera de color real.
Nuestro viejo tiene pagada la comida y los demas jugadores se despiden de el amigablemente, vuelve a quedar solo, delante de un plato de lentejas preparado por Tomás el camarero sin pensar en nada, pues el pensamiento...
Toma un trago de la petaca de aguardiente.
Pues el pensamiento es la semilla que hace florecer todos los males... Si todos dejaramos de pensar, no habria dolor en el mundo...